La
elegancia es una forma bella de expresar los pensamientos, así, en la
heráldica, la elegancia se corresponderá con la forma bella de representar un
escudo.
En
una obra crítica, es conveniente comenzar por aquello que nos gusta. De entre
los escudos asturianos, el que más me seduce es éste.
En campo de
gules, la Cruz de los Ángeles, de oro y piedras preciosas, y en cada hueco, una
flor de lis de oro.
(Imagen tomada de Wikipedia)
Por
si alguien no recordase la Cruz de los Ángeles, ésta se podría describir así:
Cruz de los
Ángeles: Cruz Paté de oro, de brazos alargados, que forma en la intersección un
círculo, adornada de piedras preciosas.
En
mi opinión, que no tiene por qué coincidir con la de otras personas, se trata
de un escudo elegante, al ser simple y equilibrado.
Existe
una recomendación primordial de que, en la elaboración de un escudo, no se
deben usar más de tres cargas y tres
esmaltes; sin embargo, recomiendo que, si se pueden usar menos, mejor.
Siempre
hay que buscar el equilibrio entre lo que se quiere representar y la sencillez
al representarlo.
Este
escudo cumple las reglas estéticas, a saber:
- Plenitud, es decir, las figuras tienen el mayor tamaño posible, sin rozar los bordes del escudo, tratando de ocupar íntegramente el campo del escudo.
- Simetría, tiene una armonía óptica. No hay que olvidar que la simetría es la correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes de un todo y, en este caso, se observa también que hay una disposición regular de las figuras con relación a un centro.
Lo
dicho, dos esmaltes, dos cargas, plenitud y simetría. Es pulcro, proporcionado
y hermoso.
Los
esmaltes son los nombres que reciben los colores en heráldica, distinguiéndose
entre metales y colores. Simplificando,
los metales son dos: oro (amarillo) y plata (blanco grisáceo); y los colores
son cinco: azur (azul), gules (rojo), sinople (verde), sable (negro) y púrpura
(una especie de morado). Hay otras representaciones que se llaman forros, de lo
que se hablará más adelante, incluso pueden aparecer colores secundarios, pero
no son aconsejados por los heraldistas.
Las
cargas o muebles son las piezas o figuras que se colocan en el campo del
escudo. Las piezas son formas geométricas previamente definidas por la
heráldica y, por lo tanto, deben someterse a sus reglas. Son de diferentes
tipos y tienen un orden de importancia. Las figuras son aquellos muebles que
tienen formas naturales, artificiales o quimeras y, por exclusión, pieza es
toda carga heráldica que no sea figura.
Las
figuras pueden ser:
- Figuras artificiales: son artículos relacionados con las ceremonias, guerra, música, caza, pesca, navegación, arquitectura y, artes y oficios.
- Figuras humanas: personas o partes de una persona.
- Figuras naturales: las que están presentes en la naturaleza, es decir, astros, animales, plantas...
- Figuras quiméricas: animales mitológicos como el grifo, unicornio, centauro, arpía, dragón, hidra, sirena, tritón, fénix, etc.
Como
se ha dicho, al escudo, también se le suelen incorporar figuras que pueden ser plantas,
animales o cosas. En el caso del escudo de Morcín, el escudo presenta una cruz
y cuatro flores de lis.
Históricamente,
Morcín perteneció a las posesiones del Obispado de Oviedo, y este escudo
incorpora de manera inteligente elementos del escudo ovetense. En
otros escudos municipales, esta incorporación se hace de forma más burda, se
limitan a incorporar el escudo de Oviedo, sin ningún cambio, a uno de sus
cuarteles.
Hay
más reglas, pero se irán pormenorizando en futuras entradas.
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