Proeza está definida en el diccionario como hazaña, valentía o acción valerosa. Lo de valentía o acción valerosa, no se me ha presentado momento para demostrarlo, e igual, presentado el mismo, me arrugo. Pero considero que sería una hazaña, desde el punto de visto señalado, si consigo que la creación de este blog, atrae y mantiene la curiosidad de alguna persona interesada por la Heráldica o simplemente, preocupada por dar otra imagen a su Ayuntamiento. Si lo consigo, he realizado una hazaña.
El escudo que utiliza el Ayuntamiento de Proaza, es el siguiente:
Cortado
y medio partido en dos partes. En el primer cuartel cortado, sobre campo de
azur se nos muestra la Cruz de los Ángeles, de oro y piedras preciosas. En el
primer cuartel partido, en gules se representan dos torres de oro almenadas
sobre terrasado de sinople. En el segundo cuartel partido, en gules, cinco
fuegos de oro puestos en aspa y bordura de azur con seis flores de lis de oro,
una en jefe, dos a cada lado y una al pie.
Como ha sido repetido en innumerables ocasiones, el primer
cuartel muestra de su dependencia de la mitra ovetense durante siglos, el
segundo representa las dos fortalezas medievales situadas a orilla del río
Trubia y el tercero puede ser una interpretación de las armas de Prada o Vázquez de Prada y desconozco los motivos de su inclusión en el escudo.
Así lo explica la enciclopedia Asturias:
El
concejo no tiene fijado el suyo; pero muy propiamente pueden ostentarse en sus
cuarteles la cruz angélica de la obispalía, los castillos proazarios y los
fuegos de Prada.
Como ya saben los improbables lectores, el objetivo de este blog es tener una idea ocurrente que pueda servir de inspiración para un nuevo escudo del concejo. Y se me ocurrió esto:
De
gules, cinco flores de lis puestas en aspa, dos torres donjonadas y aclaradas
de azur colocadas en faja entre los espacios que dejan las flores de lis
superiores e inferiores, y en jefe, una Cruz de los Ángeles, todos ellos de
oro.
La explicación puede ser clara, escojo elementos de los tres cuarteles originales, la cruz, las torres y las flores de lis, que pueden ser sustituidas por un fuego.
De
gules, dos torres donjonadas y aclaradas de azur colocadas en faja, en jefe una
Cruz de los Ángeles, y al pie un fuego, todos ellos de oro.
A todo profano nos parece complicada la heráldica, pero en realidad, no lo es tanto. En resumidas cuentas, son cuatro reglas a seguir: la de los esmaltes, la de la plenitud y la de la simetría, a estas se suele añadir la de la sencillez, pues, aunque no es una regla propiamente dicha, el buen gusto debe ser siempre una norma a tener en cuenta.
Después la hacemos complicada, cuando cambiamos los nombres de los colores: gules por rojo, azur por azul, sinople por verde y sable por verde. El púrpura, para los que tenemos algún origen en León, no nos parece tan extraño.
También nos complicamos la vida cuando llamamos sotuer al aspa, chevrón al cabrio, o jaquelado al ajedrezado, aunque todas ellas figuran en el diccionario de la RAE, debemos utilizar la menos extraña para nosotros y tener a mano un diccionario para las consultas.
Por eso, voy a tratar algunas cosas no habituales en la
Heráldica, por ejemplo, puede haber algún caso que una pieza traspasa a otra, y
no tiene más ciencia que así decirlo, primera pieza traspasado por segunda pieza.
En estas cosas no habituales, también tenemos la sombra heráldica, cuando la figura
tiene el mismo esmalte que el escudo o pieza sobre la que está, de tal forma
que solo se ve la silueta.
Otra rareza es el diapreado,
diapresado o adamascado, cuando una figura lleva un dibujo en forma de follaje o
figuras arabescas para cubrir espacios de las piezas.
Algunas veces, las figuras tienen más de un esmalte, con
independencia de lo ya mencionado cuando lo aplicamos a alguna parte de su
cuerpo (lengua, garras, etc.), para ello se utilizan algunos términos de los ya
utilizados para realizar particiones de los escudos. Igualmente, las piezas se
pueden partir, cortar, tronchar y tajar.
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