En heráldica, cuando se dice, en relación a una flor o un animal, “al natural”, es porque se representa con
su coloración propia y no con los esmaltes ordinarios del blasón.
Este es un término que no suele gustar a los
heraldistas, ya que en algunos casos es difícil definir cuál es ese color
natural, por la amplia gama que puede tener la naturaleza y por, al ser la
heráldica una representación simbólica, no ser necesaria una representación
fiel. Así, nos podemos encontrar, como en este caso, leones azules.
Este concejo, se denominó antiguamente Cangas de
la Sierra y hasta principios del siglo XX, Cangas de Tineo, sin que signifique que
haya pertenecido a Tineo.
(Imagen tomada de Wikipedia)
Escudo partido.
Primero, en campo de azur, la Cruz de la Victoria, de oro, engastada de piedras
preciosas, de sinople y de gules. Segundo, en campo de plata, un león rampante
de azur. Al timbre, Corona Real cerrada.
Hasta 1973 el emblema Municipal era un león y
una torre. A partir de del 1 de enero de 1974 fue aprobado por Decreto su nuevo
escudo cambiando la torre por la Cruz de la Victoria.
Escudo partido.
Primero, en campo de azur, la Cruz de la Victoria, de oro, engastada de piedras
preciosas, de sinople y de gules. Segundo, en campo de plata, un león rampante
de azur. Al timbre, Corona Real cerrada.
Como suele ser habitual, nos apoyamos en la obra Asturias para tratar de buscar antecedentes:
Tirso de Avilés
dice que la villa de Cangas de Tineo no pinta armas; pero en las variantes de
las copias de su manuscrito (que pueden verse en la incompleta edición de
Suárez Bárcena y en datos de Vigil y Canella) se apunta la extraña aseveración
del tineino Sr. Caballero, cuando dice que a las armas de Tineo y Cangas -llamados
concejos partidos -correspondía: medio león hacia la cabeza a Tineo y la mitad inferior
a Cangas.
Bien podía
repetirse aquí aquello de que no fue león el pintor.
La alcaldía de
Cangas de Tineo sella con la asturiana Cruz de la Victoria.
Por tal confusión,
el Sr. Vigil concreta el escudo de este concejo a un león rampante de azur en
campo de plata. En esta opinión; en memorias del insigne monasterio de San Juan
de Corias, de gran importancia religiosa y autoridad jurisdiccional aquí; y en
los recuerdos de los castillos, que se alzaron por estas montañas, como los de
la villa, Segura, Palanquero, Vallado, Llamas, Portiella, Trascastro, Tresmato,
Arbas, Naviego. etc., que el rey D. Juan I mandó destruir y menciona el P.
Carballo, se inspiró el artista que dibujó, poniendo debidamente corona condal
en la cabecera de esta monografía.
Sobre tal asunto
sería muy del caso un acuerdo del Ayuntamiento para fijar en signos armeros
honrosas remembranzas de tiempos pasados.
Y colocan este dibujo, donde se aprecia el león ya comentado, las armas
cistercienses y algo que parece unas montañas con cuatro torres y otras figuras
que no puedo identificar:
Escudo medio partido y
cortado: primero de plata, un león en azur. Segundo en
gules, un león sujetando un báculo de oro adiestrado de un castillo, acompañado
en punta de dos columnas, puestas en aspa, todo de oro. Tercero en azur, una
cadena montañosa de plata sosteniendo cuatro castillos de oro en faja.
He modificado
alguna descripción, con el fin de adaptarlas a las reglas heráldicas.
Con respecto al
Escudo de Cangas de Tineo, Tirso de Avilés, dice los siguiente:
Contribuyendo al
caprichoso desorden heráldico municipal de Asturias, el Ayuntamiento de Cangas
usa como sello un escudo cuartelado, con el primero y cuarto en blanco; en el
segundo un castillo; y en el tercero un león rampante a la inversa.
Desconocemos el origen y reglas de tales armas, que no son las de los antiguos
condes, ya citados. No es el castillo, por el lugar que ocupa, el de los regios
Señores de Castilla, que tuvieron el condado; no están los veros de los Alvarez
de las Asturias y Quiñones; y si el león alude al conde de Armiñaque, éste,
según el nobiliario del conde de Haro, pintaba en el primero y cuarto cuartel
un león de azur en campo de plata, y en segundo y tercero un león de oro en
campo de gules.
Me gustaría hacer alguna aportación, dentro de mi ignorancia, para tratar
de concienciar de la necesidad de mejorar algunos aspectos de la Heráldica
Asturiana.
De azur, una torre
adiestrada de oro, aclarada y mazonada de sable, sosteniendo la Cruz de la
Victoria en oro, y acompañada a la siniestra por un león de plata.
Hemos recogido todos los muebles de los escudos anterior, sin que sean excesivos. También se puede poner la Cruz da la Victoria en el centro del jefe.
El primer diseño había sido este, pero me recordaba demasiado al escudo de Llanes.
En campo de plata,
un león de azur, con la Cruz de la Victoria en oro, perfilada de sable, en el
cantón diestro del jefe.
¡A gusto del consumidor!
En mi ánimo de dar pinceladas heráldicas, y dado que el escudo de hoy aparece un león, vamos a tratar este tema.
El Dr. Luis Valero de Bernabé y Martín de Eugenio tiene alguna publicación sobre el león heráldico. Señala que éste responde a unas reglas de diseño que ponen de relieve los atributos característicos de este animal: cabeza, cola y garras.
Al león
generalmente se lo presenta adiestrado, en posición majestuosa, alzado
descansando sobre la pata posterior derecha y con la otra levantada, así como
con las dos garras delanteras alzadas en actitud amenazante, la derecha más
alta que la izquierda, mostrando cada zarpa tres afiladas uñas y un espolón. Es
lo que se denomina rampante. Su cabeza se
dibuja de perfil, por lo que solo se le ven un ojo y una oreja. Sus fauces
abiertas mostrando sus afilados dientes y la lengua ondeante. En ocasiones
puede aparecer mornado o desarmado,
sin dientes ni garras. Su cabeza con su correspondiente melena y su cuerpo
cubierto de largos pelos, mostrando su sexo, si no se dirá evirado. Su
cola suele estar muy desarrollada y se la dibuja siempre en posición alzada,
unas veces casi recta y otras con el extremo doblado hacia el dorso del animal
formando la letra S, terminada en una borla de pelos, si no la tuviera
se diría que está difamado. Si bien debemos matizar
que en el caso de la heráldica catalana lo normal es que el extremo de la cola
en forma de ese se incline hacia fuera en lugar de hacia el dorso del animal.
Siempre que se presente al león la posición denominada rampante no hará falta añadir más a su descripción, pues se entiende que se trata de un león alzado o rampante, por lo que bastaría con blasonar: “En campo de…, un león de…”.
En los casos en que no adoptase esta posición, se indicará expresamente cual es.
Así sucede con la
posición en que aparece el león en marcha, denominándose pasante (aminando) o cuando recibe el nombre
de leopardado (pasante
y con la cara mirando al frente), al presentarse dibujado de perfil,
pero en actitud de caminar, con la pata delantera levantada y las otras tres
posadas en la tierra. Esta posición es normal en los armoriales de Inglaterra,
Alemania del Norte y Francia del Oeste. Excepcionalmente en otras posturas, en
cuyo caso hay que precisarlas siempre, como sucede con: corriendo,
con las cuatro garras estiradas en actitud de correr; parado, con las
cuatro patas posadas en el suelo; sedente, está apoyado en las dos
patas delanteras y con los cuartos traseros reposando sobre la tierra; acostado,
con el cuerpo tumbado en el suelo y la cabeza levantada; arrestado, cuando
se lo dibuja parado y atado por una cadena a un árbol o un edificio.
Faltaría algún concepto que se aplica a otros animales también, como entero, cuando se puede apreciar el sexo, vilenado, cuando se pinta el sexo de
diferente esmalte, armado, para
designar el esmalte de garras, pezuñas o uñas, echado, si está en posición de descanso, lampasado, cuando enseña la lengua y es de otro esmalte, y mantelado, cuando lleva un mantelete o
mantillo al cuello. Hay otros más raros, como mordiente, cuando tiene la cola en la boca, horquillado, cuando la cola termina en dos punas o borlas, dragonado, si la cola tiene la forma de
la del dragón.
También se le puede añadir piezas, y entonces tendremos el ajedrezado,
fajado...
Algunos heraldistas franceses consideran que el esmalte natural del león
es el oro, por recordar al color amarillento que en la vida real tienen los
leones y ser éste el más corriente en la heráldica francesa.
El oro también
está presente en los leones reales de Bélgica, Holanda, Suecia y Noruega.
Aunque también tenemos los leones de sable de Flandes y de plata de Bohemia,
los de azur de Dinamarca y de púrpura de León. En consecuencia, no existe un
esmalte propio o natural del león heráldico.
En el caso de la
España nos encontramos con que en las armas del Reino de León aparece un león
de purpura, considerado uno de los elementos heráldicos más antiguos de Europa,
y que en la actualidad forma parte de las armas del Reino de España.
En España hay una particularidad, parece ser que, para imitar las armas
reales, al adoptar un león en sus blasones y no poder utilizar el color púrpura,
por ser un color real, utilizaron el gules.
Hay otros con nombre propio, bélgico,
cuando se pinta de sable en campo de oro (propio de los Países Bajos), y el león veneto, cuando se pinta pasante y
alado.
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