Sumisión es el sometimiento de alguien a otra u otras
personas. Esto es lo que ocurrió en muchas zonas de Asturias, sometidas las
personas a la discrecionalidad de señores feudales, aconteciendo esto hasta principios
del siglo XIX. ¡Qué importante es la libertad! Pero la libertad sin formación y
si una cierta disponibilidad económica, sirve para bien poco.
Degaña se desmembró en 1863 del colindante concejo de Ibias.
Su historia es similar a la de otros territorios de esta zona: señoríos de
viejas familias nobles, en este caso, los Quiñones, que ejercían su poder hasta
principios de la Edad moderna, sobre las jurisdicciones de Degaña y Cerredo que
posteriormente formarían el concejo.
La enciclopedia Asturias
describía así este territorio:
El terreno es montuoso y quebrado, el subsuelo
siluriano y carbonífero, donde se han registrado minas de carbón y yacimientos
de oro. No es rica su producción en cereales y legumbres; pero sí en maderas
(muy pocos castaños) y en abundantes pastos, donde se cría excelente ganado
vacuno, lanar y cabrío, teniendo además en sus quebradas abundante caza mayor y
menor y bastantes animales dañinos.
(Imagen y descripción tomadas de Wikipedia, y corregidas)
Escudo cuartelado. Primero, jaquelado de quince
piezas de gules y veros. Segundo, tres fajas de sinople la central con tres
flores de lis, bordadura de oro con racimos de uvas y sus hojas en sinople. Tercero,
de plata, una vaca al natural, pasante hacia siniestra. Cuarto, de azur, un
pico y pala de plata en aspa.
En el primer cuartel se representan las armas de Quiñones que son las
mismas que la de la familia Álvarez de Asturias y en el segundo Las armas de la
familia Queipo de Llano. Estos dos primeros cuarteles eran los que aparecían en
la enciclopedia Asturias, los otros
dos fueron añadidos posteriormente.
En el siglo XIV Suero Pérez de Quiñones (rama de
los Alvarez de Asturias) casó con doña María Alonso de Valdés, señora de
Cerredo y Degaña, según TreIles, y fueron padres y ascendientes de otros
Quiñones poco después unidos a los Queipo de Llano o Toreno, en quienes recayó
el señorío; por lo que las armas de unos y otros constituyen el escudo del
actual concejo.
Viendo que los dos
últimos cuarteles, son los realmente incorporados por el concejo, entiendo que
debemos mantenerlos en escudo, e incorporar algún elemento de los antiguos
señoríos, pero no sus escudos, por ser de ellos, no propios del concejo. y de
ahí la siguiente propuesta:
De sinople, una vaca surmontada por un pico y una
pala colocados en aspa, todo en oro. Bordura de oro con racimos de uvas y sus pámpanos
en sinople.
En la confección de este escudo, he seguido las siguientes directrices:
- He tratado de recoger los elementos significativos del anterior escudo: la vaca por la ganadería y el pico y la pala por la minería.
- He cambiado el sentido de la marcha de la vaca por razones ya explicadas en este blog.
- He mantenido la bordura de los Queipo de Llano, por razones estética y he descartado la de los Álvarez de Asturias, por los mismos motivos.
Me gusta el resultado final, pocos colores y pocos muebles, encajo los
elementos del anterior escudo, a mi modo de ver, de una forma satisfactoria.
Esto es como los pimientos de Padrón, “unos gustan y otros no”.
Como en el escudo actual aparece un ajedrezado con un forro, y debo
desarrollar un pequeño contenido de ciencia heráldica, se aprovecha para desarrollar
el tema de los forros.
En el Tratado de Heráldica y
Blasón de Francisco Piferrer, se presenta un capítulo dedicado a las “figuras que se emplean en lo que se llama forros
en heráldica”. Según este tratadista y ayudados por los dibujos de Wikipedia, presentamos
este apéndice.
Se llaman veros unas figuras
como copas o vasos de vidrio, representándose en las armerías en forma de
campanitas o sombrerillos pequeños, que son siempre de plata y azul, como se
manifiesta en la figura. Se llaman forros
por corresponderse con pieles que cubrían los vestidos de los grandes señores y
caballeros.
La más ordinaria disposición de los veros es hallarse un escudo cargado
de cuatro hasta seis hileras de ellos, y así se dice simplemente blasonándose
de veros, porque habiendo más, se dice veros
menudos, y teniendo menos, veros
grandes, que se encuentran rara vez.
Para poderse llamar propiamente veros han de ser las figuras de plata y
azul, o de blanco y azul, opuesta la base de la figura del metal a la base de
la figura del color.
Por contraveros se entienden
estas mismas figuras dispuestas así: la base de la figura del metal puesta
contra la base del metal, y las bases de las del color contra las bases del
color.
Se denominan veros en punta,
cuando las puntas de unas piezas y otras se ponen opuestas a las bases de las
otras.
Se nombran como verados cuando
los veros son de otro metal y color que no sea plata y azul, como de oro y
encarnado o rojo, o de oro y de negro, de oro y de verde, de oro y de púrpura.
Se llaman contravenidos,
cuando no siendo los veros de plata y de azul, guardan la disposición de los
contraveros, esto es, que las bases del metal están opuestas al metal, y las
del color al color.
Verados en punta son los que en la
propia inteligencia de no ser de plata y de azul, siguen el orden de los veros
en punta.
Como se puede ver a continuación, el tema de los veros puede dar un poco
más de juego; sin embargo, a mi parecer, las posibilidades son limitadas porque
los escudos deben ser originales, y si uno se blasona con veros, pocos más se
pueden blasonar así, salvo en el tema de las figuras, como se verá mas
adelante.
Cuando se hallare alguna pieza en armería cargada de estas figuras, se
atenderá a su forma y esmaltes para llamarle con denominación propia, por
ejemplo, una cruz de veros, contraveros o veros en punta, verada, contraverada o
verada en punta, de tal y tal esmalte.
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