Tengo que empezar pidiendo perdón por utilizar esta palabra en el inicio de esta entrada, pero no se me ocurría otra, y dada la vinculación de estas tierras con la familia Cutre, me atreví.
Recordemos que el diccionario define esta palabra como tacaño, miserable, por un lado, y pobre, descuidado, sucio o de mala calidad, por otro.
Me preocupa que en Asturias hayamos caído, solo hace falta desplazarnos por los antiguos municipios mineros, para tomar realidad de en qué nos estamos convirtiendo. Me apena, no solo la caída, sino la conformidad existente y la falta de voluntad para levantarse.
Afortunadamente, no ocurre esto con Caravia, pues me parece que allí hay unos pueblos preciosos y unas playas con enorme encanto.
El escudo que usa el Ayuntamiento de Caravia es este:
(Imagen y descripción tomadas de Wikipedia)
Cortado y medio
partido. Primer cuartel cortado: la Cruz de los Ángeles de oro y piedras
preciosas acompañada de dos ángeles vestidos y alados. Segundo cuartel medio
partido: un sol que son las armas de Cutre. Tercer cuartel partido y dividido
en dos: en la primera parte un águila de sable y en la segunda parte una torre
de piedra natural.
Como casi siempre, se basa en el ideado para la enciclopedia Asturias.
Dentro
del término de Caravia levantaron prestigiosos solares los Cutre, venidos de
Piloña, y enlazados con los González de Ribadesella, hasta formar una sola casa
y apellido; los Vega y Cangas, hoy de Argüelles; y los Rubio, conservando todos
heráldicos escudos en sus moradas. El sol, águila volante y castillo en campo
de plata corresponden a los primeros, personas principales en Caravia, con la
más alta y frecuente magistratura de su municipio, por lo que aparecen aquellos
signos de blasón en la parte inferior del timbre con que encabezamos esta
monografía; y alude la angélica cruz ovetense a la secular dependencia en que
vivió Caravia bajo la Iglesia mayor de San Salvador.
Es un pueblo pequeño, y no he encontrado ningún elemento que sirviese para crear un escudo motivador o significativo. Solo se me ocurre utilizar el mar, con su playa y, como signo de distinción, un cabrio. Pero no he quedado del todo satisfecho.
Terciado
por un cabrio en curva. Primero de plata, un mar agitado. Segundo de oro.
Tercero de azur, Cruz de los Ángeles en oro.
En el rincón de
conceptos heráldicos, hoy volveremos a hablar del cabrio
o chevrón. Se trata de una pieza en forma compás abierto,
cuyo ángulo superior suele situarse en el centro del escudo y sus puntas en los
ángulos inferiores del rectángulo en que se inscribe. En ciertas disposiciones, el vértice superior
se desplaza hasta su borde superior. Su anchura suele ser de un tercio del
ancho del escudo.
Actualmente, ya sea
en su representación original o invertida, es un símbolo muy utilizado para la
distinción de rangos militares, principalmente en la categoría de suboficiales
y sargentos.
Así habla de él
Francisco Piferrer, en su Tratado de
heráldica y blasón, 1858.
El
cheurron es una pieza de honor en forma de un medio sotuer, o más bien como una
escuadra, cuya punta o ángulo de concurso se alarga hasta el centro del jefe,
quedando como un compás abierto.
Esta
figura se concede en armería a los que salen heridos en las piernas, y muchos
la tienen por símbolo de protección y conservación, o jeroglífico de constancia
y de firmeza, por la representación que tiene del cubierto de un edificio, al
cual resguarda de las injurias del tiempo.
Podemos observar
que, para conseguir una composición más equilibrada, puede desplazarse hacia
arriba o hacia abajo, con el fin de conseguir un diseño agradable a la vista.
Es más importante que resulte una composición artística que someternos
estrictamente a las medidas.
El vértice del
cabrio puede tocar el jefe del escudo. En Wikipedia he encontrado una multitud
de variantes, que me han servido para ampliar mis horizontes, por si quiero
aplicar alguna variante de esta pieza.
También hablamos
del terciado en cabrio, cuando
queremos describir los espacios como tres campos diferentes.
Podemos cambiar la
posición del cabrio con un giro, en este caso, podemos tener el cabrio invertido, echado y echado
contornado, y con las mismas variantes que se explicaron anteriormente para
el cabrio normal: alzado, caído, a la punta, desde la punta, desde la diestra,
desde la siniestra, terciados...
No debemos ponernos
límites a la imaginación, a la hora de diseñar un escudo, la originalidad es un
valor.
Dentro de la
entrada, ya hemos visto el cabrio
curvado. Los artistas también han creado cabrios a
los que le falta una parte del mismo: cabrio
fallido a la diestra (lo hay también a la siniestra), desmochado, brisado, roto...
Para analizar las
innumerables posibilidades que nos da esta pieza, en una próxima entrada, profundizaremos
en su estudio.
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