A comienzos del
siglo XVIII, Felipe V ordenó la formalización de un censo que incluyese al
estado noble, que las viudas contaran como medio vecino y que se excluyeran los
clérigos y los pobres de solemnidad. Es el llamado Vecindario de Campoflorido
(1712), cuyo objetivo era un reparto más equitativo de los impuestos
extraordinarios con que debían sufragarse los gastos motivados por la Guerra de
Sucesión. En ese censo, resultó que Santo Adriano tenía entonces
45 habitantes de más de 50 ducados de capital, 25 de menos y 28 pobres de
solemnidad. Total 98 habitantes.
El impuesto o
tributo es una obligación dineraria (antiguamente podía ser en especie)
establecida por la ley que se exige, en función de la capacidad económica de
los obligados a su pago o por realizar determinadas actividades, y cuyo importe
se debe destinar al sostenimiento de las cargas públicas.
Como vemos, el
problema de los gobernantes de hace trescientos años eran similares ahora, la
recaudación.
La imposición de impuestos
es una de las tareas más complejas de un gobierno, pues tienen que obedecer a
un reparto justo, ser suficientes para cubrir los gastos en que incurre el
Estado y lograr que no empobrezca la economía, poniendo en peligro el futuro.
Pero, también impuesto
deriva de imponer, en el sentido de se ha obligado a realizar algo o a pensar
de una forma determinada, en este caso, se está ante una merma o falta de
libertad, como tantas veces se ha dado en tiempos pasados o se da en la
actualidad.
Esto es lo que
decía la enciclopedia Asturias sobre el
concejo de Santo Adriano:
Dada la configuración de su
suelo, y las diversas orientaciones y latitudes de sus pueblos, resultan
diferencias muy marcadas de clima, y por ende de producciones agrícolas; pues
mientras que en San Adriano del Monte apenas fructifica el castaño, en cambio
en Villanueva y Tuñón se dan a todo viento la vid el naranjo, limonero,
albaricoquero y aún el nopal y granado; y si la escanda de Castañedo es floja y
poco glutinosa, en cambio es la de Labares de la mejor de la provincia.
No menos influye lo dicho en
la calidad y componente de su suelo, de lo que resulta esa variedad de plantas
y árboles que se dan espontáneamente en este término, así como el buen o mal
resultado de las que se cultivan, pudiendo decirse, no obstante, que el concejo
de Santo Adriano es una de las localidades de Asturias creada por Dios
esencialmente para la agricultura, aunque en pequeño, y la ganadería su mejor
ayuda.
Las mismas circunstancias
hacen también cambiar el modo de ser fisiológico de sus moradores.
Interesante
descripción.
En cuanto al escudo
de este concejo, este es el escudo que usa:
(Imagen y descripción tomadas
de Wikipedia)
Sobre
un campo de gules la cruz episcopal de oro de los antiguos señoríos del
territorio coronando un árbol en el que aparece una cabra a sus pies y otra en
actitud de salto. A los flancos y encima de la Cruz podemos observar cinco
veneras de plata. Al timbre la corona real, cerrada.
Recordemos lo señalado
con anterioridad sobre este escudo en la entrada de Tineo.
Este era el que
figuraba en la mencionada enciclopedia Asturias,
en el que se añadía un cuartel con las armas de Oviedo y, por lo tanto, no se
recogía la en el segundo la cruz episcopal:
No
ostenta divisa alguna de su antiguo y legítimo blasón, como morada, primero, de
los caballeros del temple, después de los García Tuñón, cuyos señores traen de
gules y dos cabras, la una acostada, al pie de un pino y la otra saltante o
empinada, como queriendo alcanzar las ramas del árbol, y cinco veneras de
plata, una en el jefe y dos en cada flanco.
Muy
noble y notorio debió ser, en efecto, este linaje y apellido de Tuñón, pues es
visto cuán grande es el número de familias que le llevan, y cuán distinguidas,
sobre todo en Proaza, Bandujo y otras partes.
En
los empadronamientos á calle hita, hechos para separar el estado noble o de
hidalguía del pechero o llano, formados en las sesmas de Proaza, Sograndio,
Bandujo y Villamejín, en las de Labares y Caranga en Santo Adriano. y en los
empadronamientos de Puerto, Caces y Siones, de la jurisdicción de la Casa de la
Rúa, aparecen todos los apellidados Tuñón, que no son pocos, como hijodalgo
notorios, con casa y solar conocido, y algunos de ellos como caballeros y
escuderos principales, muy especialmente en la villa de Proaza, de los que los
González Tuñón (de la casa del Campo), los García Tuñón (del solar de la
Abadía) y los Bernardo Tuñón (de la casa de Traslavilla), siguiendo a éstos los
Tuñón de Bandujo y los de la casa principal de Pedroveya, eran los más
distinguidos hidalgos.
Así
la cruz episcopal de los antiguos señores del territorio de Santo Adriano,
llamado de Tuñón, y el timbre heráldico de este extendido y rico linaje deben
figurar en el escudo del olvidado concejo.
Vemos que este es
el escudo de la familia Tuñón, no de Santo Adriano. Recordemos lo de utilizar
la simbología del santo, cuyo nombre toma el concejo, para elaborar un escudo.
Para conocer al
santo, he utilizado Wikipedia, entre otras cosas dice que Adriano de Nicomedia
(llamado San Adriano o a veces San Adrián) fue un mártir cristiano muerto en
306, durante la última persecución general. Nació a finales del siglo III en
Constantinopla. Era hijo del césar Probo, quien fue emperador durante 6 años
(de 277 a 282).
Adriano era romano
y en tal concepto persiguió a los cristianos bajo los emperadores Maximiano y
Galerio. Pero admirador del valor y la resignación de aquellos fieles, se
convirtió a su religión, tras lo cual se casó con Santa Natalia.
El emperador
Licinio decretó su persecución, en la que fue apresado y torturado para hacerle
renegar de su fe. Tras ser sometido a terribles tormentos, fue decapitado en Nicomedia.
Santo Adriano es el
patrono de soldados y carniceros e invocado contra las enfermedades contagiosas.
Por lo que fue y cómo fue su martirio, se le suele mostrar vestido de soldado y
su símbolo es un yunque sobre el que sufrió martirio.
Por eso, una
posible representación del escudo podría ser con el yunque y la espada,
añadiendo la Cruz de la Victoria, para distinguirlo que cualquier otro Santo
Adriano que pudiera existir por el mundo. El color puede ser de gules por el
martirio.
De
gules, al pie un yunque de plata surmontado por una espada de plata guarnecida
de oro, puesta en banda. La Cruz de la Victoria de oro en el cantón siniestro.
Ahora debiendo explicar
algún tema heráldico y, aunque no viene a cuento, se continúa con una materia relacionada
con la entrada anterior. Por eso la aparición de la luna. La Luna se toma como
símbolo de dos tesis muy dispares, el Islam y la Virgen María.
La forma más usual
de representar la luna es mediante el creciente
heráldico, es decir, una media luna. Sin embargo, existen otras formas de
representar la luna, cuando simplemente se dice media luna o luna, se representa una luna figurada.
Cuando se dice que la luna o el sol son figuradas, lo habitual, es que presentan
una cara dibujadas. También tenemos la luna
llena, cuando se representa redonda.
El creciente mira al jefe, es decir, con
los cuernos hacia arriba, si mira a la punta, se le denomina ranversado. Si las puntas están hacia
el flanco diestro, se le nombra como tornado,
y contornado, si es lo hacen hacia
la siniestra.
En algunos escudos
de Asturias, como el de Bernaldo de Quirós, se unen cuatro crecientes mirando
cada uno a un punto del escudo, y se denomina lunel. El creciente con la flor de lis simboliza a la Virgen María.
Como ocurre en otras figuras, estas pueden estar formadas por piezas, como el
jaquelado.
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